De Tom Ford a Balenciaga o Alexandre Vauthier, la fantasía visual y el exceso estético propio de la década de los 80 se atisba en el horizonte.
En los años 80, Kim Basinger relucía en el firmamento hollywoodiense, absolutamente nadie hacía fotografías sin pararse a pensarlo un par de veces por temor a derrochar el carrete y el armario se encontraba gobernado por camisas de estampados vistosos, chaquetas con hombreras y atentos maximalistas que probaban la fuerza de la gravedad.
En 2023, Kim Basinger vive retirada en su casa de California y se publican una media de 1000 fotografías por segundo en Instagram. Eso sí, la pasarela da las primeras pistas del regreso de una estética que creíamos olvidada: la de los ochenta. Si tú asimismo te mostraste incrédula con la vuelta del pantalón ancho en oposición al ubicuo pitillo, posiblemente tampoco confíes en que el look años 80 está mucho más cerca de determinar nuestra forma de vestir de lo que pensamos. Las pruebas se han multiplicado en las últimas temporadas sobre la pasarela.
Balenciaga fue el encargado de recobrar la que quizá es la inclinación de inspiración años ochenta que mucho más división de críticas producirá. Antes de su sonada polémica, la marca aprovechaba el tirón del fichaje de Kim Kardashian como embajadora de la firma para viralizar ciertos de sus diseños mucho más prometedores.
Entre ellos, las mallas-zapato confeccionadas en licra. Verdaderamente, tenía que ver con un modelo correspondiente a la compilación otoño-invierno 2017 de la marca, pero la empresaria las recobró múltiples ocasiones hace solo unos meses, quizá inspirada por la etapa de Jane Fonda como comunicadora de vídeos de aeróbic. Alexandre Vauthier afirma sí a la inclinación y en su compilación para la próxima primavera da un paso mucho más al mostrar las mallas de licra (en color verde) en forma de medias, combinadas con un vestido del mismo tono, rematado con hombreras. Toda la campaña de la firma, interpretada por Iris Law con fotografías de Hans Feurer es una oda al cosmos ochentero, con corte de pelo incluido.
A propósito, de la estética Jane Fonda no solo volveremos a conocer esta colorida opción alternativa al chándal. Los calentadores recobran un lugar personaje principal en el vestuario de las fanáticos de las mezclas valientes. Los hemos visto en su versión menos atractiva en el desfile de Miu Miu para el otoño-invierno 2022-2023, conjuntados con bailarinas.
Si fuiste seguidor de la serie Un Paso Adelante en tu adolescencia, identificarás esta prenda con la estética Y2K que domina los escaparates, pero la verdad es que antes que Lola popularizara los calentadores, Jane Fonda ahora había hecho de ellos un símbolo. Y el carácter cíclico de la tendencia los trae de vuelta. La manera mucho más simple de llevarlos es en su versión informal, con zapatillas o cualquier zapato cómodo de inclinación. Las especialistas que no se constituyen con mezclas fáciles, se animan a integrarlos en mezclas complejas, aun con zapatos de tacón.
Sin temor al exceso de los años 80
La explosión cromática se encuentra dentro de los elementos propios de este periodo de tiempo pasado. Si el neutro beis se convirtió en entre los tonos favoritos de las seguidoras del minimalismo mucho más refinado, en las temporadas venideras no hay reglas a proseguir en temas de colores: el mix de estampados, la unión de colores opuestos, la extravagancia de los acabados flúor… todo sirve para ceder a la fiebre del exceso estético. En este sentido, los acabados particulares guardan un peso importante. El efecto iridiscente, las lentejuelas, los metalizados… pasar inadvertida no es una alternativa.
En el videoclip de su recién estrenada canción Flowers, Miley Cyrus recobra exactamente un look en clave de la década de los 80 de lamé dorado. Más allá de que hablamos de un diseño vintage desarrollado por Yves Saint Laurent en 1991, muestra ese espíritu descarado y despreocupado de los ochenta.
El vestido es una creación asimétrica con abertura en el abdomen y capucha. Este aspecto, el de la capucha, se ha repetido con cierta frecuencia en la alfombra roja de los últimos meses. Jean Paul Gaultier, Saint Laurent o Versace son ciertas firmas que han popularizado el vestido capucha. Y Gigi Hadid, Alessandra Ambrosio o Laura Harrier ciertas celebridades que no se han resistido a la inclinación. Como es natural, no hace faltar decir qué icono de la tendencia logró de la capucha una de sus señales de identidad. De hecho, la inolvidable musa de la década de los 80 Grace Jones.
Pero si hay que apuntar una característica única del armario de hace 40 años es el contorno con hombreras. Las hechuras desestructuradas no tenían cabida en la tendencia de esa temporada, y se procuraba determinar la manera del cuerpo, específicamente la región de los hombros. Si el New Look de los 50 resaltaba la cintura, en los 80 se agregaban unas hombreras notables a cualquier vestido, jersey o camisa para realzar esta una parte del cuerpo. Hace solamente algunas semanas, la vigorosa tiktoker Addison Real academia española asistía a un acontecimiento vestida con un traje colorado de Thierry Mugler, un diseño vintage donde la de america presentaba unas afiladas hombreras.
Pelo y maquillaje de espíritu ochentero: ¿andas lista?
En su desfile primavera-verano 2023, Tom Ford recobró el peinado mucho más emblemático de esos años: la persistente. Ya conoces, el pelo rizado al límite. Y si tomamos en cuenta el escandalo creciente hacia las melenas rizadas naturales, consecuencia del éxito del “procedimiento curly”, no sería de extrañar que el rizo XL se transformara en entre las tendencias clave en la categoría de hermosura. Para el espectáculo citado, las hermanas Hadid dejaron atrás su melena y subieron a la pasarela con un pelo rizado y peinado con raya del costado, dejando al descubierto unos maxipendientes refulgentes, a juego con el look cuajado de lentejuelas.
Además de esto, la discreción abandonará el maquillaje. Según el informe Tendencias 2023 anunciado por Instagram hace pocos días, la generación Z considera el maquillaje y los artículos productos cosméticos como una manera de coche-expresión, mucho más que como una herramienta con la que embellecerse. En este sentido, según dicho estudio, se estima que los mucho más jóvenes se lancen al maquillaje en fase de prueba con looks expresivos. Y en estas conjeturas, la fantasía visual tras el maquillaje y el pelo de los ochenta encaja perfectamente.